Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, mejor conocido como Cristiano Ronaldo o simplemente CR7, nació el 5 de febrero de 1985 en Funchal, Madeira, Portugal. Desde niño soñaba con ser futbolista, y ese sueño lo llevó a dejar su hogar a muy corta edad para perseguir su pasión. Con esfuerzo, disciplina y un talento innato, pasó de jugar en las calles de Madeira a brillar en los estadios más grandes del planeta.
Su carrera profesional despegó en el Sporting de Lisboa, pero el salto definitivo llegó en 2003, cuando firmó con el Manchester United. Allí, bajo la dirección de Sir Alex Ferguson, Cristiano se convirtió en una estrella mundial: ganó títulos de Premier League, una Champions League y su primer Balón de Oro en 2008.
En 2009, el portugués fichó por el Real Madrid en un traspaso histórico. Con la camiseta blanca escribió una de las páginas más gloriosas del fútbol: 450 goles en 438 partidos, cuatro Champions League, dos Ligas de España y múltiples récords que lo consagraron como el máximo goleador en la historia del club. Fue en Madrid donde CR7 elevó su figura al nivel de leyenda, acumulando Balones de Oro y el respeto de todo el mundo del deporte.
Después llegó su etapa en la Juventus, donde conquistó la Serie A y siguió demostrando su vigencia. En 2021 regresó al Manchester United, y en 2023 sorprendió al mundo fichando por el Al-Nassr de Arabia Saudita, convirtiéndose en pionero de una nueva era futbolística en Medio Oriente.
Con la selección de Portugal, Cristiano también ha sido un símbolo. Es el máximo goleador histórico de su país y el líder indiscutible de una generación dorada. En 2016, levantó la Eurocopa con Portugal, y en 2019 la Liga de Naciones de la UEFA, logros que consolidaron su grandeza internacional.
Pero Cristiano Ronaldo es mucho más que goles. Es un ejemplo de disciplina, sacrificio y mentalidad ganadora. Su físico trabajado al detalle, su constancia en los entrenamientos y su afán por superarse día tras día lo han convertido en un modelo a seguir para millones de jóvenes alrededor del mundo. Además, fuera del campo ha construido un imperio con la marca CR7, que incluye ropa, perfumes, gimnasios y hoteles, mostrando su faceta emprendedora.
Hoy, Cristiano no solo es considerado uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, sino también una inspiración que demuestra que con trabajo duro, pasión y perseverancia, los sueños se cumplen.
"Tu amor me hace fuerte, tu odio me hace imparable." (Cristiano Ronaldo)
domingo, 6 de septiembre de 2015
BENEFICIOS DE LOS PLAGUICIDAS ORGÁNICOS.
Es una forma inteligente
para el cuidado de los cultivos ya que, como bien se sabe, la naturaleza es
sabia y mantiene a las especies en equilibrio. La acción del hombre sobre la
naturaleza es la causa principal del desequilibrio ecológico. Por lo tanto, si
se permite a la naturaleza actuar ante la naturaleza, se obtendrán beneficios
sin correr mayores riesgos de desastres ecológicos.
Los plaguicidas naturales
benefician enormemente en el plano económico ya que, al tratarse de productos
naturales, no requieren industrialización alguna que encarezca su costo. Del
mismo modo, su aplicación resulta mucho más segura que los plaguicidas químicos
Los comienzos de la
fumigación se remontan al nacimiento de la agricultura cuando los cavernícolas
habrán descubierto que prendiendo fuego a determinada hierba, se alejaba
determinado insecto. Hay muchos especialistas que defienden el uso de los
plaguicidas orgánicos o naturales ya que opinan que poseen innumerables
ventajas.
Lamentablemente, en los
tiempos que corren, la publicidad y el mercado que se ha abierto en torno a los
insecticidas químicos ha relegado enormemente el lugar que antiguamente tenían
los plaguicidas naturales. Gracias a esto, muchas recetas naturales han caído
en desuso e, incluso, muchas se han perdido. La desventaja que presentan estos
plaguicidas orgánicos es que necesitan más tiempo para poder actuar. Su acción
no es instantánea, al contrario de los otros.
Por esta misma causa, es
importante aplicarlos cuando aparece el primer indicio de la posible existencia
de una plaga. Las hojas, las semillas, la corteza y la madera pueden resultar
tóxicas para los distintos insectos que acechan en las plantaciones. Por eso
son seleccionados para utilizarse como plaguicidas. Hay que tener en cuenta un
dato muy importante acerca de los plaguicidas naturales: nunca hay que dejarlos
expuestos al sol ya que de esta forma se podrían descomponer los componentes
activos. Siempre dejarlos a la sombra para macerar o secar. Hay que colar
siempre los materiales para de esta forma eliminar todo residuo indeseado para
el plaguicida. Si bien los ingredientes utilizados para este tipo de
insecticidas naturales no son tóxicos, muchos de los materiales utilizados
luego de haber sido procesados y elaborados, pueden llegar a causar serios
problemas al ser humano si son inhalados o entran en contacto con la piel o los
ojos. Hay que tener el mismo cuidado y precaución que con los plaguicidas químicos.
VÍDEO:
Como hacer un insecticida orgánico casero contra PULGÓN, MOSCA BLANCA, HONGOS,
ARAÑA ROJA, etc.
ABONOS ORGÁNICOS.
La importancia fundamental del uso de abonos orgánicos obedece a que éstos son fuente de vida bacteriana para el suelo y necesarios para la nutrición de las plantas. Los abonos orgánicos posibilitan la degradación de los nutrientes del suelo y permiten que las plantas los asimilen de mejor manera ayudando a un óptimo desarrollo de los cultivos.
Los abonos orgánicos no solo aumentan las condiciones nutritivas de la tierra sino que mejoran su condición física (estructura), incrementan la absorción del agua y mantienen la humedad del suelo. Su acción es prolongada, duradera y pueden ser utilizados con frecuencia sin dejar secuelas en el suelo y con un gran ahorro económico.
Los abonos orgánicos calientan el suelo y favorecen el desarrollo de las raíces, principal vía de nutrición de plantas; en las tierras en donde no existen su presencia, el suelo se vuelve frío y de pésimas características para el crecimiento.
Su uso es recomendable para toda clase de suelos, especialmente, para aquellos de bajo contenido en materias orgánicas, desgastados por efectos de la erosión y su utilización contribuye a regenerar suelos aptos para la agricultura.
Estos productos, además de los beneficios para el suelo, son económicos: un saco de abono orgánico
cuesta tres dólares, un saco de abono químico oscila entre 30 y 50 dólares dependiendo de la marca y del fabricante.
Los abonos de origen son los que se obtienen de la degradación y mineralización de materiales orgánicos (estiércoles, desechos de la cocina, pastos incorporados al suelo en estado verde, etc.) que se utilizan en suelos agrícolas con el propósito de activar e incrementar la actividad microbiana de la tierra, el abono es rico en materia orgánica, energía y microorganismos, pero bajo en elementos inorgánicos.
Uso e influencia
El uso de abonos orgánicos, en cualquier tipo de cultivo, es cada vez más frecuente en nuestro medio por dos razones: el abono que se produce es de mayor calidad y costo es bajo, con relación a los fertilizantes químicos que se consiguen en el mercado.
Existen dos tipos de abonos orgánicos: líquidos de uso directo y abonos sólidos que deben ser disueltos en agua, mezclados con la tierra o pueden ser aplicados en forma directa.
Los terrenos cultivados sufren la pérdida de gran cantidad de nutrientes, lo que agota la materia orgánica del suelo; por esta razón se debe proceder, permanentemente, a restituir los nutrientes perdidos, abonos orgánicos como el estiércol animal u otro tipo de materia del medio son importantes.
El contenido de nutrientes en los abonos orgánicos está en función de las concentraciones de éstos en los residuos utilizados. Estos productos básicamente actúan en el suelo sobre tres propiedades: físicas, químicas y biológicas.
1. Propiedades físicas
El abono orgánico por su color oscuro absorbe más las radiaciones solares, el suelo adquiere más temperatura lo que le permite absorber con mayor facilidad los nutrientes. También mejora la estructura y textura del suelo haciéndole más ligero a los suelos arcillosos y más compactos a los arenosos.
También permite mejorar la permeabilidad del suelo ya que influye en el drenaje y aireación de éste. Aumenta la retención de agua en el suelo cuando llueve y contribuye a menorar el uso de agua para riego por la mayor absorción del terreno; además, disminuye la erosión ya sea por efectos del agua o del viento.
2. Propiedades químicas
Los abonos orgánicos aumentan el poder de absorción del suelo y reducen las oscilaciones de pH de éste, lo que permite mejorar la capacidad de intercambio catiónico del suelo, con lo que se aumenta la fertilidad.
3. Propiedades biológicas
Los abonos orgánicos favorecen la aireación y oxigenación del suelo, por lo que hay mayor actividad radicular y mayor actividad de los microorganismos aerobios. También producen sustancias inhibidoras y activadoras de crecimiento, incrementan considerablemente el desarrollo de microorganismos benéficos, tanto para degradar la materia orgánica del suelo como para favorecer el desarrollo del cultivo.
¿Cuánto abono se utilizan en los cultivos?
La cantidad de abono a aplicarse en los cultivos se condiciona a: la fertilidad original del suelo, al clima y la exigencia nutricional del cultivo. Para ello, el agricultor debe validar la condición de su
terreno; sin embargo, existen recomendaciones que establecen aportes de:
• 30 gr. para hortalizas de hoja;
• 80 gr. para hortalizas de tubérculos o de cabezas como coliflor, brócoli y repollo; y, hasta
• 100 gr. por metro cuadrado de cultivo.
En todos los casos, el abono orgánico, una vez aplicado, debe cubrirse con tierra para que no se pierda el efecto.
Vídeos:
Agricultura Ecológica u Orgánica. Los abonos.
Uso de Abonos Orgánicos: Bocashi y Compost
Biol abono orgánico
Si quieres saber los beneficios de la elaboración de COMPOST Y BOCASHI da clic en: http://www.fonag.org.ec/doc_pdf/abonos_organicos.pdf
domingo, 23 de agosto de 2015
Agricultura Orgánica
Los crecientes niveles de deterioro de los ecosistemas han obligado a la sociedad a buscar alternativas de producción más amigables con el medio ambiente. La producción silvoagropecuaria, no ajena a este problema global, ha generado alternativas sustentables y ecológicas, destacando la Agricultura Orgánica con un creciente desarrollo, tanto en el ámbito nacional como mundial.
Entre los elementos en los cuales se basa la Agricultura Orgánica destacan:
1. realizar prácticas silvo-agropecuarias que no deterioren los recursos productivos y que restablezcan los equilibrios naturales;
2. favorecer la fertilidad del suelo, desde el punto de vista químico, físico y biológico;
3. conservar o aumentar la materia orgánica del suelo, reciclando los restos de cosecha, poda, estiércol y guano de animales, entre otras prácticas, a través de distintos sistemas de incorporación al suelo;
4. potenciar la biodiversidad espacial y temporal de los predios con prácticas tales como cultivos asociados, rotación de cultivos y sistemas silvopastorales;
5. eliminar el uso de insumos de origen químico sintético que dañen el medio ambiente o afecten la salud humana;
6. propender a un balance armonioso entre la producción de cultivos y la producción animal; y
7. proveer las condiciones adecuadas que permitan a los animales mantener una buena conformación física y expresar los aspectos básicos de su comportamiento innato.
(Fuente: DS 17. SAG, 2011)
Ventajas de la Agricultura Orgánica
Una de las ventajas agronómicas en el contexto de la Agricultura Orgánica de mayor importancia es la posibilidad cierta de elevar el potencial productivo de los suelos, generando condiciones para una mayor actividad biológica, mejorando su estructura y perfil químico, además de contribuir a la disminución que conlleve a su erosión. Además, existe un enriquecimiento genético donde interactúan distintas especies animales y vegetales, lo que logra un equilibrio ecológico que permite disminuir el ataque de plagas y enfermedades.
Por otra parte, los productos agrícolas presentan mejor post cosecha y algunos estudios demuestran que tienen mejor calidad nutricional y organoléptica. Desde el punto de vista económico, este sistema de producción, presenta como principales ventajas; el mejor precio que se obtiene en el mercado, lo cual sumado a que en ocasiones se puede tener un menor costo del manejo productivo, logrando una mayor rentabilidad. Además, el valor del predio aumenta en la medida que se van mejorando y recuperando sus recursos naturales (suelo, biodiversidad, entre otros).
Es posible desarrollar una Agricultura Orgánica destinada a satisfacer la demanda para la producción comercial como para el autoconsumo, así como para diferentes tamaños de explotación, esto conlleva a una disposición de productos más saludables, tanto para el trabajador como para el consumidor. Socialmente favorece una menor dependencia de los agricultores del mercado de los insumos.
En general la Agricultura Orgánica favorece el desarrollo de los agroecosistemas, lo cual implica una serie de ventajas medioambientales, tales como, el aumento de la biodiversidad que la da estabilidad al sistema, el equilibrio de los distintos elementos que los componen, el uso eficiente de los recursos, la mantención de la fauna y flora, el estímulo al reciclaje, la protección de las agua subterráneas, dentro de los más importantes.
Finalmente, cabe mencionar que la Agricultura Orgánica también puede aportar al fortalecimiento de la cultura del mundo rural, ya que recupera el conocimiento ancestral, rescata y genera identidad a los habitantes del mundo rural, mejora la autoestima y estimula el ingenio. También significa un mejoramiento de la belleza escénica.
Vídeo.
¿Qué es la agricultura ecológica?
lunes, 20 de julio de 2015
AGROECOLOGÍA
Róger Martínez Castillo
Ciencias Sociales 103-104:
93-102. 2004 (I-II)
Academic OneFile
INTRODUCCIÓN
La expansión de prácticas
agroindustriales ha generado una profunda crisis ecológica de escala planetaria,
provocando que la ciencia y científicos se enfrenten a nuevos retos sin
precedente; como la necesidad de evaluar en términos ecológicos, la eficiencia
de los sistemas de producción rural (agricultura, ganadería, agroforestería y
pesca) en el contexto de la sustentabilidad.
Por eso, en las últimas décadas
aumenta la conciencia sobre la necesidad de reorientar los sistemas de
producción rural, para convertirlos en modelos ecológicos de uso. Esto implica,
una nueva conciencia social y política; pero también, nuevas herramientas
conceptuales (teorías, categorías y métodos) que posibiliten su aplicación. De
ahí el énfasis en la difusión y consolidación de los principios de la
agroecología y la recuperación de las prácticas tradicionales.
La agroecología surge como un
nuevo campo de conocimiento científico con diferentes implicaciones
epistemológicas, metodológicas y prácticas; que delinean una disciplina, y
ayuda social, política y éticamente a resolver dicha problemática en el agro
nacional (Toledo, 1995). La agroecología pretende no solo la maximización de la
producción de un componente particular; sino la optimización del agroecosistema
en lo económico, social y ecológico (Altieri, 1999).
La agroecología como alternativa
incorpora un enfoque de la agricultura más ligado al entorno natural y más
sensible socialmente, centrada en una producción sustentable ecológicamente.
Sin obviar, los fenómenos netamente ecológicos dentro del campo de cultivo,
tales como relaciones depredador-presa o competencia de cultivo-arvense.
La agroecología se opone a la
reducción de la biodiversidad y uso de todo agroquímico, con la consiguiente
contaminación y destrucción del ambiente, al excesivo e inadecuado uso de la
mecanización y el riego. También se opone al desplazamiento del pequeño
agricultor, al favorecer las mejores tierras a los más pudientes, provocando un
proceso de concentración de la tierra, con su premisa falsa de que el hambre en
el mundo se resolvía aumentando la producción de alimentos, obviando las causas
sociales de este fenómeno y postergando su abordaje real.
El enfoque agroecológico presenta
un modelo alternativo para el desarrollo agrícola, que se enfrenta al modelo
desarrollado y propugnado por países industrializados, con sus mecanismos de
investigación internacional y organismos financieros, denominado
"revolución verde" (agroquímicos) y la agrobiotecnología
(transgénicos) al servicio de las transnacionales y pequeños grupos de poder
nacional.
AGROECOLOGÍA: CONCEPTOS Y
CARACTERÍSTICAS
La agroecología se define como el
manejo ecológico del ecosistema, presentando alternativas a la actual crisis de
modernidad, con propuestas de desarrollo participativo (Toledo, 1990) desde los
ámbitos de la producción y la circulación alternativa de sus productos,
pretendiendo establecer formas de producción y consumo que contribuyan a
encarar la crisis ecológico y social, para restaurar el curso alterado de la
coevolución social y ecológica y enfrentarse al neoliberalismo y la
globalización económica (Sevilla y Woodgate, 1997; Norgaard, 1991).
La base epistemológica de la
agroecología la constituye el concepto de coevolución entre los sistemas
sociales y ecológicos. Desde esta perspectiva, la producción agraria es ante
todo el resultado de las presiones socioeconómicas que realiza la sociedad
sobre los agroecosistemas en el tiempo.
La agroecología como enfoque
ecológico del proceso agrícola, abarca los aspectos de la producción de
alimentos; y toma en cuenta los aspectos culturales, sociales y económicos, que
se relacionan e influyen en la producción (García, 2000).
La agroecología permite ver la
relación holística, sistémica y entrópica, que define, clasifica y estudia los
sistemas agrícolas desde una perspectiva étnica, agroecológica, sociocultural. Su
objetivo es proporcionar una base ecológica racional para el manejo del
agroecosistema, a través de tecnologías de producción estables y de alta
adaptabilidad ambiental y social, con técnicas naturales (Sevilla, 1995).
La agroecología se define como aquel
enfoque teórico y metodológico que, utilizando varias disciplinas científicas,
pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecológ
ica
(Altieri, 1999).
A finales de los años setenta,
surge la agroecología como respuesta a las primeras manifestaciones de la
crisis ecológica en el agro. El carácter positivista, parcelario y excluyente
del conocimiento científico moderno marginó las formas en que tales
experiencias se habían formulado y codificado para su conservación. Por tanto,
el conocimiento pasado de la humanidad e incluso, en los pueblos marginados por
la civilización industrial, podían encontrarse muchas experiencias útiles para
hacer frente a los retos del presente, constituyó una de las bases profundas de
la ciencia establecida, de un enfoque más integral de los procesos agrarios
agroecológicos.
La agroecología desafía los
paradigmas de la ciencia convencional en tres dimensiones:
Reconocimiento de otras formas de
conocimiento ecológico no convencional.
Plantea la ventaja ecológica del
productor tradicional, sobre los modernos.
Durante la investigación realiza
una confluencia heterodoxa entre hecho y valor.
La agroecología no es una
disciplina cerrada, ella crece por los aportes, interacción y evolución con
otras disciplinas, incorporando todo lo positivo que sea necesario para
contribuir a un desarrollo rural sustentable integral.
La agroecología tiene sus bases
en las ciencias agrícolas, ecología tropical, en el movimiento ambiental, en el
análisis de agroecosistemas tradicionales, en estudios sobre el desarrollo
rural, en la sociología y antropología y han influido en su concepción y
desarrollo, la sociología, etnología, los estudios campesinos, el
ambientalismo, la economía ecológica y ecología política (García, 2000; Guzmán,
et al., 2002; Altieri, 1993). Estas disciplinas descubren la racionalidad del
sistema tradicional, la importancia que tiene la organización social y sus
relaciones de producción en el proceso productivo, que se consideran con
similar importancia, como el ambiente y los cultivos (Conklin, 1979) y las
causas del fracaso de los sistemas de transferencia de tecnologías, la cual fue
atribuida a la ignorancia, indolencia o falta de recursos tradicionales y no a
lo inadecuado de las tecnologías transferidas. Todos estos estudios generan una
gran riqueza de métodos agrícolas desarrollados por pueblos indígenas y comunidades
campesinas, que proporcionan las bases a la agroecología para el desarrollo de
hipótesis y sistemas de producción alternativos (Altieri, 1992).
El porqué esta herencia tiene
poca importancia en la ciencia agronómica moderna, refleja prejuicios e intereses
perversos, que algunos investigadores tratan de superar.
La artificialización del
agroecosistema es el resultado de una coevolución, en el sentido de evolución
integrada, entre cultura y ambiente (Sevilla y González, 1993).
La agroecología clasifica y
estudia los sistemas agrícolas desde una perspectiva agronómica, ecológica y
socioeconómica (Altieri, et al., 2000; Rosset, 1999); es la base científica de
la agricultura sustentable, pues brinda conceptos y principios ecológicos para
analizar, diseñar, administrar y conservar recursos de sistemas agrícolas.
Como ciencia, la agroecología no
es neutral, ella surge y evoluciona con el propósito de buscar soluciones
técnico-sociales al desarrollo de los sectores pobres y marginados en los
países pobres e inclusive en los ricos, pero sus principios son aplicables a
cualquier tipo de explotación agraria, sobre todo aquellas que sufren
degradación por el uso de tecnologías agroindustriales, que contaminan el
ambiente y los alimentos.
Así, la agroecología se convierte
en una disciplina crítica, subversiva contra el statu quo y promueve un
compromiso con el ambiente natural y la sociedad en general.
La agroecología integra saberes
tradicionales con el conocimiento técnico moderno para obtener métodos de producción
que respeten el ambiente y la sociedad, de modo de alcanzar no sólo metas
productivas, sino también la igualdad social y la sustentabilidad ecológica del
agroecosistema.
A diferencia del enfoque
agronómico agroindustrial, basado en la difusión de paquetes uniformes de
tecnologías, con énfasis mercantiles; la agroecología se centra en principios
vitales como la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la sinergia e
interacción entre los diversos cultivos, animales y suelo; además de la
regeneración y conservación de los ecosistemas. Este enfoque parte de las
técnicas y posibilidades locales, adaptándolas a sus condiciones agroecológicas
y socio-económicas.
La implementación de estos
principios agroecológicos en el contexto de una estrategia de desarrollo
favorable a los sectores pobres, dedicada a los productores agrícolas de las
regiones pauperizadas, es esencial para conseguir sistemas saludables,
equitativos, sustentables y productivos (Altieri, et al., 2000).
La agroecología plantea que un
campo de cultivo es un agroecosistema, donde se dan los procesos ecológicos que
ocurren en otras formaciones vegetales, como ciclos de nutrientes, interacción
de depredador-presa, competencia, comensalía y cambios sucesionales. La
agroecología se centra en las relaciones ecológicas en el campo y su propósito
enfatiza en la forma, la dinámica y las funciones de esta relación. Considera
el predio agrícola, como un agroecosistema y formaliza el análisis del conjunto
de procesos e interacciones que intervienen en un sistema de cultivos
(Gliessman, 2002; Altieri, 1993).
La agroecología propone un modelo
agrario alternativo de naturaleza ecológica, que genere esquemas de desarrollo
sustentable, utilizando como elemento central el conocimiento local. Por eso,
es de suma importancia para los movimientos sociales comprometidos con el
desarrollo; pues en él, encuentran las bases tecnológicas-sociales que les
permite diseñar estrategias de acción para el desarrollo.
La agroecología reivindica la
necesaria unidad de las distintas ciencias naturales entre sí y con las
ciencias sociales paracomprender las interacciones existentes entre procesos
agronómicos, económicos y sociales; reivindica la vinculación esencial que
existe entre el suelo, la planta, el animal y el ser humano.
La agroecología al utilizar el
concepto de ecosistema como unidad de análisis, alude a la articulación que en
ellos presentan los seres humanos con la naturaleza: agua, suelo, energía
solar, especies vegetales y las especies animales. La estructura interna de los
agroecosistemas resulta ser una construcción social, producto de la coevolución
de los seres humanos con la naturaleza (Redclift y Woodgate, 1997). Todo
ecosistema es un conjunto en el que los organismos, los flujos energéticos, los
flujos biogeoquímicos se hallan en equilibrio inestable; son entidades capaces
de automantenerse, autorregularse y autorrepararse independientemente de las
sociedades y bajo principios naturales (Toledo, 1990). La orientación
sustentable o insustentable depende de cómo los seres humanos aborden los
flujos de energía y materiales que caracterizan a cada agroecosistema.
Las sociedades humanas producen y
reproducen sus condiciones de existencia a partir de su relación con la
naturaleza. Esta relación podría descomponerse en el conjunto de acciones,
cuando los seres humanos se apropian, producen, circulan, transforman, consumen
y excretan materiales y/o energía provenientes del mundo natural.
Esa intervención en el mundo
natural se hace posible mediante la apropiación del agroecosistema, concepto
que alude a la unidad básica organizada de la naturaleza.
Vídeos:
Agroecología
Agroecología: una alternativa para la producción de alimentos libres de tóxicos
La Agricultura Moderna: Impactos Ecológicos y la Posibilidad de una Verdadera Agricultura sustentable
Miguel Altieri
Department of Environmental Science, Policy and
Management
University of California, Berkeley
Hasta hace 4 décadas, los rendimientos de los cultivos en los sistemas agrícolas dependía de los recursos internos, el reciclaje de materia orgánica, los mecanismos de control biológico y el patrón de lluvia. Los rendimientos agrícolas eran modestos pero estables.
La producción era asegurada, sembrando más de un cultivo o variedad en el espacio y el tiempo como seguro en contra de la explosión de plaga o de la severidad del clima. La introducción de nitrógeno se lograba con la rotación de los mayores cultivos con legumbres. Al mismo tiempo las rotaciones suprimían los insectos, las plagas y las enfermedades al romper efectivamente el ciclo de vida de las plagas. Un agricultor típico del cinturón de maíz rotaba el maíz con muchos cultivos incluyendo la soda, y la pequeña producción de grano era intrínseca al mantenimiento de ganados. La mayoría del trabajo era realizado por la familia con el empleo ocacional de ayudantes y la utilización de equipos y servicios no especializados. En este tipo de sistema agrícola la relación entre la agricultura y la ecología era bastante fuerte y los signos de degradación ambiental eran raramente evidentes (Altieri 1995).
En la medida en que la modernización agrícola avanzó, la relación entre la agricultura y la ecología fue quebrada en la medida en que los principios ecológicos fueron ignorados y/o sobrepasados. De hecho, muchos científicos agrícolas han llegado al consenso de que la agricultura moderna confronta una crisis ambiental. Un gran número de personas está preocupándose acerca de la sostenibilidad a largo plazo de los actuales sistemas de producción de comida. Se ha acumulado evidencia que muestra que cuando el actual sistema agrícola intensivo de capital y tecnología ha sido extremadamente productivo y competitivo, éste también trae consigo una serie de problemas económicos, sociales y ambientales (Conway y Pretty 1991).
La evidencia también muestra que la naturaleza de la estructura agrícola y las políticas prevalecientes han llevado a esta crisis ambiental a favorecer las grandes granjas, la especialización de la producción, el monocultivo y la mecanización. Hoy en la medida en que más y más agricultores se integran a la economía internacional, los imperativos para diversificar desaparecen y los monocultivos son premiados por las economías de escala. A su vez, la ausencia de rotaciones y diversificación elimina los mecanismos fundamentales de autor-regulación, transformando los monocultivos en agro-ecosistemas altamente vulnerables y dependientes de altos insumos químicos.
Tipos de agricultura
El vocablo agricultura hace referencia al conjunto de prácticas y conocimientos orientados al cultivo del suelo.
Es decir, consiste en una serie de procedimientos realizados en el
medio ambiente a fin de lograr la aptitud del mismo en relación con el
desarrollo de la siembra.
Existen distintos tipos de agricultura:
Según la dependencia de agua:
DE SECANO: es aquella desarrollada sin el riego de un agricultor. De esta manera, el agua se obtiene a partir de las lluvias o el suelo.
DE REGADÍO: la agricultura de regadío se caracteriza por recibir el suministro de agua a través del agricultor. Esta es aportada por medio de cauces naturales o artificiales, por ejemplo.
Según la magnitud de su producción:
AGRICULTURA
DE SUBSISTENCIA: su desarrollo tiene como finalidad cubrir las
necesidades de un pequeño grupo de individuos, por lo que la cantidad
producida es escasa.
AGRICULTURA INDUSTRIAL: las cantidades
producidas son inmensas ya que esta clase de agricultura se lleva a cabo
con el propósito de comercializar el producto. Es característica de los
países industrializados y de los llamados “en vías de desarrollo”.
De acuerdo al rendimiento y la utilización de medios de producción:
AGRICULTURA
INTENSIVA: es típica de las naciones industrializadas, y el objetivo de
la misma consiste en obtener una gran producción en un espacio
relativamente reducido. De esta manera, el lugar tiende a su deterioro.
AGRICULTURA
EXTENSIVA: es practicada en una superficie amplia, por lo que el
desgaste en el suelo utilizado es menor. Sin embargo el rédito económico
tiende a ser pequeño.
Según los objetivos y el método:
AGRICULTURA
TRADICIONAL: se denomina así debido a que su desarrollo es impulsado a
través del empleo de métodos propios de la región donde se lleva a
cabo. Dichos sistemas conforman la cultura del lugar por etapas
prolongadas.
AGRICULTURA INDUSTRIAL: bajo el propósito de obtener
réditos comerciales, este tipo de agricultura se interesa en la
producción de considerables cantidades de un determinado producto en un
espacio y tiempo reducido.
AGRICULTURA ECOLÓGICA: a través de la
confección de variados sistemas de producción se intenta conservar las
características ecológicas de las zonas donde se desarrolla esta clase
de agricultura, así como también la fertilidad del territorio.