AGROECOLOGÍA
Róger Martínez Castillo
Ciencias Sociales 103-104:
93-102. 2004 (I-II)
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INTRODUCCIÓN
La expansión de prácticas
agroindustriales ha generado una profunda crisis ecológica de escala planetaria,
provocando que la ciencia y científicos se enfrenten a nuevos retos sin
precedente; como la necesidad de evaluar en términos ecológicos, la eficiencia
de los sistemas de producción rural (agricultura, ganadería, agroforestería y
pesca) en el contexto de la sustentabilidad.
Por eso, en las últimas décadas
aumenta la conciencia sobre la necesidad de reorientar los sistemas de
producción rural, para convertirlos en modelos ecológicos de uso. Esto implica,
una nueva conciencia social y política; pero también, nuevas herramientas
conceptuales (teorías, categorías y métodos) que posibiliten su aplicación. De
ahí el énfasis en la difusión y consolidación de los principios de la
agroecología y la recuperación de las prácticas tradicionales.

La agroecología como alternativa
incorpora un enfoque de la agricultura más ligado al entorno natural y más
sensible socialmente, centrada en una producción sustentable ecológicamente.
Sin obviar, los fenómenos netamente ecológicos dentro del campo de cultivo,
tales como relaciones depredador-presa o competencia de cultivo-arvense.
La agroecología se opone a la
reducción de la biodiversidad y uso de todo agroquímico, con la consiguiente
contaminación y destrucción del ambiente, al excesivo e inadecuado uso de la
mecanización y el riego. También se opone al desplazamiento del pequeño
agricultor, al favorecer las mejores tierras a los más pudientes, provocando un
proceso de concentración de la tierra, con su premisa falsa de que el hambre en
el mundo se resolvía aumentando la producción de alimentos, obviando las causas
sociales de este fenómeno y postergando su abordaje real.
El enfoque agroecológico presenta
un modelo alternativo para el desarrollo agrícola, que se enfrenta al modelo
desarrollado y propugnado por países industrializados, con sus mecanismos de
investigación internacional y organismos financieros, denominado
"revolución verde" (agroquímicos) y la agrobiotecnología
(transgénicos) al servicio de las transnacionales y pequeños grupos de poder
nacional.
AGROECOLOGÍA: CONCEPTOS Y
CARACTERÍSTICAS
La agroecología se define como el
manejo ecológico del ecosistema, presentando alternativas a la actual crisis de
modernidad, con propuestas de desarrollo participativo (Toledo, 1990) desde los
ámbitos de la producción y la circulación alternativa de sus productos,
pretendiendo establecer formas de producción y consumo que contribuyan a
encarar la crisis ecológico y social, para restaurar el curso alterado de la
coevolución social y ecológica y enfrentarse al neoliberalismo y la
globalización económica (Sevilla y Woodgate, 1997; Norgaard, 1991).
La base epistemológica de la
agroecología la constituye el concepto de coevolución entre los sistemas
sociales y ecológicos. Desde esta perspectiva, la producción agraria es ante
todo el resultado de las presiones socioeconómicas que realiza la sociedad
sobre los agroecosistemas en el tiempo.
La agroecología como enfoque
ecológico del proceso agrícola, abarca los aspectos de la producción de
alimentos; y toma en cuenta los aspectos culturales, sociales y económicos, que
se relacionan e influyen en la producción (García, 2000).
La agroecología permite ver la
relación holística, sistémica y entrópica, que define, clasifica y estudia los
sistemas agrícolas desde una perspectiva étnica, agroecológica, sociocultural. Su
objetivo es proporcionar una base ecológica racional para el manejo del
agroecosistema, a través de tecnologías de producción estables y de alta
adaptabilidad ambiental y social, con técnicas naturales (Sevilla, 1995).
La agroecología se define como aquel
enfoque teórico y metodológico que, utilizando varias disciplinas científicas,
pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecológ
ica (Altieri, 1999).
ica (Altieri, 1999).
A finales de los años setenta, surge la agroecología como respuesta a las primeras manifestaciones de la crisis ecológica en el agro. El carácter positivista, parcelario y excluyente del conocimiento científico moderno marginó las formas en que tales experiencias se habían formulado y codificado para su conservación. Por tanto, el conocimiento pasado de la humanidad e incluso, en los pueblos marginados por la civilización industrial, podían encontrarse muchas experiencias útiles para hacer frente a los retos del presente, constituyó una de las bases profundas de la ciencia establecida, de un enfoque más integral de los procesos agrarios agroecológicos.
La agroecología desafía los
paradigmas de la ciencia convencional en tres dimensiones:
Reconocimiento de otras formas de
conocimiento ecológico no convencional.
Plantea la ventaja ecológica del
productor tradicional, sobre los modernos.
Durante la investigación realiza
una confluencia heterodoxa entre hecho y valor.
La agroecología no es una
disciplina cerrada, ella crece por los aportes, interacción y evolución con
otras disciplinas, incorporando todo lo positivo que sea necesario para
contribuir a un desarrollo rural sustentable integral.
La agroecología tiene sus bases
en las ciencias agrícolas, ecología tropical, en el movimiento ambiental, en el
análisis de agroecosistemas tradicionales, en estudios sobre el desarrollo
rural, en la sociología y antropología y han influido en su concepción y
desarrollo, la sociología, etnología, los estudios campesinos, el
ambientalismo, la economía ecológica y ecología política (García, 2000; Guzmán,
et al., 2002; Altieri, 1993). Estas disciplinas descubren la racionalidad del
sistema tradicional, la importancia que tiene la organización social y sus
relaciones de producción en el proceso productivo, que se consideran con
similar importancia, como el ambiente y los cultivos (Conklin, 1979) y las
causas del fracaso de los sistemas de transferencia de tecnologías, la cual fue
atribuida a la ignorancia, indolencia o falta de recursos tradicionales y no a
lo inadecuado de las tecnologías transferidas. Todos estos estudios generan una
gran riqueza de métodos agrícolas desarrollados por pueblos indígenas y comunidades
campesinas, que proporcionan las bases a la agroecología para el desarrollo de
hipótesis y sistemas de producción alternativos (Altieri, 1992).
El porqué esta herencia tiene
poca importancia en la ciencia agronómica moderna, refleja prejuicios e intereses
perversos, que algunos investigadores tratan de superar.
La artificialización del
agroecosistema es el resultado de una coevolución, en el sentido de evolución
integrada, entre cultura y ambiente (Sevilla y González, 1993).
La agroecología clasifica y
estudia los sistemas agrícolas desde una perspectiva agronómica, ecológica y
socioeconómica (Altieri, et al., 2000; Rosset, 1999); es la base científica de
la agricultura sustentable, pues brinda conceptos y principios ecológicos para
analizar, diseñar, administrar y conservar recursos de sistemas agrícolas.
Como ciencia, la agroecología no
es neutral, ella surge y evoluciona con el propósito de buscar soluciones
técnico-sociales al desarrollo de los sectores pobres y marginados en los
países pobres e inclusive en los ricos, pero sus principios son aplicables a
cualquier tipo de explotación agraria, sobre todo aquellas que sufren
degradación por el uso de tecnologías agroindustriales, que contaminan el
ambiente y los alimentos.
Así, la agroecología se convierte
en una disciplina crítica, subversiva contra el statu quo y promueve un
compromiso con el ambiente natural y la sociedad en general.
La agroecología integra saberes
tradicionales con el conocimiento técnico moderno para obtener métodos de producción
que respeten el ambiente y la sociedad, de modo de alcanzar no sólo metas
productivas, sino también la igualdad social y la sustentabilidad ecológica del
agroecosistema.
A diferencia del enfoque
agronómico agroindustrial, basado en la difusión de paquetes uniformes de
tecnologías, con énfasis mercantiles; la agroecología se centra en principios
vitales como la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la sinergia e
interacción entre los diversos cultivos, animales y suelo; además de la
regeneración y conservación de los ecosistemas. Este enfoque parte de las
técnicas y posibilidades locales, adaptándolas a sus condiciones agroecológicas
y socio-económicas.
La implementación de estos
principios agroecológicos en el contexto de una estrategia de desarrollo
favorable a los sectores pobres, dedicada a los productores agrícolas de las
regiones pauperizadas, es esencial para conseguir sistemas saludables,
equitativos, sustentables y productivos (Altieri, et al., 2000).
La agroecología plantea que un
campo de cultivo es un agroecosistema, donde se dan los procesos ecológicos que
ocurren en otras formaciones vegetales, como ciclos de nutrientes, interacción
de depredador-presa, competencia, comensalía y cambios sucesionales. La
agroecología se centra en las relaciones ecológicas en el campo y su propósito
enfatiza en la forma, la dinámica y las funciones de esta relación. Considera
el predio agrícola, como un agroecosistema y formaliza el análisis del conjunto
de procesos e interacciones que intervienen en un sistema de cultivos
(Gliessman, 2002; Altieri, 1993).
La agroecología propone un modelo
agrario alternativo de naturaleza ecológica, que genere esquemas de desarrollo
sustentable, utilizando como elemento central el conocimiento local. Por eso,
es de suma importancia para los movimientos sociales comprometidos con el
desarrollo; pues en él, encuentran las bases tecnológicas-sociales que les
permite diseñar estrategias de acción para el desarrollo.
La agroecología reivindica la
necesaria unidad de las distintas ciencias naturales entre sí y con las
ciencias sociales paracomprender las interacciones existentes entre procesos
agronómicos, económicos y sociales; reivindica la vinculación esencial que
existe entre el suelo, la planta, el animal y el ser humano.
La agroecología al utilizar el
concepto de ecosistema como unidad de análisis, alude a la articulación que en
ellos presentan los seres humanos con la naturaleza: agua, suelo, energía
solar, especies vegetales y las especies animales. La estructura interna de los
agroecosistemas resulta ser una construcción social, producto de la coevolución
de los seres humanos con la naturaleza (Redclift y Woodgate, 1997). Todo
ecosistema es un conjunto en el que los organismos, los flujos energéticos, los
flujos biogeoquímicos se hallan en equilibrio inestable; son entidades capaces
de automantenerse, autorregularse y autorrepararse independientemente de las
sociedades y bajo principios naturales (Toledo, 1990). La orientación
sustentable o insustentable depende de cómo los seres humanos aborden los
flujos de energía y materiales que caracterizan a cada agroecosistema.
Las sociedades humanas producen y
reproducen sus condiciones de existencia a partir de su relación con la
naturaleza. Esta relación podría descomponerse en el conjunto de acciones,
cuando los seres humanos se apropian, producen, circulan, transforman, consumen
y excretan materiales y/o energía provenientes del mundo natural.
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